Es
nuestra propia mente la que crea el mundo y todo el sufrimiento asociado a él.
Somos nosotros, cada uno de nosotros, los que percibimos nuestro mundo, el
mundo que nuestra propia mente ha creado, en general, de forma inconsciente.
Debemos por tanto hacernos responsables de nuestras percepciones. Somos los
responsables del mundo que percibimos.
Nuestros
sufrimientos no provienen del exterior, de un mundo externo hostil, de nuestros
enemigos, de un dios malvado, sino que proceden de nuestro propio mundo
interno.
A
partir del momento en el que reconocemos que nuestro sufrimiento no proviene
del exterior sino de nuestra propia manera de organizar y representarnos
mentalmente nuestra identidad y la realidad, nos damos cuenta de que la
superación de este sufrimiento está en nuestras manos y que para ello, basta
con reconocer sus causas y eliminarlas.
Cuando
analizamos nuestros sufrimientos nos damos cuenta de que en todos los casos las
causas estriban en que nuestros deseos se hallan en conflicto con las leyes de
la existencia y, dado que esas leyes son imposibles de cambiar, la única
alternativa posible consiste en transformar nuestros deseos.
Francisco Dokushô Villalba
“La mente es en sí misma. Puede hacer un cielo del infierno y un
infierno del paraiso.”
John Milton
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