martes, 10 de febrero de 2015

¿QUÉ PUEDE HABER MÁS IMPREVISIBLE QUE NUESTROS PENSAMIENTOS Y EMOCIONES?

Las células de nuestro cuerpo mueren, las neuronas de nuestro cerebro se deterioran, hasta la expresión de nuestra cara está siempre cambiando según nuestro estado de ánimo. 
Lo que llamamos nuestro carácter básico sólo es un «continuo mental», nada más. Hoy estamos contentos porque las cosas marchan bien; mañana sentimos lo contrario.  
¿A dónde se fue aquella sensación de contento?
Nuevas influencias nos dominaron cuando cambiaron las circunstancias. 
Somos impermanentes, las influencias son impermanentes, y en ninguna parte hay nada sólido ni duradero que podamos identificar.
¿Qué puede haber más imprevisible que nuestros pensamientos y emociones? ¿Tienes tú idea de lo que vas a pensar o sentir la semana que viene? 
Nuestra mente, en realidad, es tan vacía, tan impermanente y efímera como un sueño. 
Observa un pensamiento: viene, permanece un tiempo y se va. 
El pasado ya ha pasado, el futuro aún no ha surgido e incluso el pensamiento presente, mientras lo experimentamos, se convierte en pasado.
Lo único que tenemos en realidad es el ahora.
Sogyal Rimpoché 
 
Imagen de Desireé Dolron 
 Un ser humano es parte de un todo al que llamamos “universo”, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. 
Este ser humano se ve a sí mismo, sus pensamientos y sensaciones, como algo separado del resto, en una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es para nosotros como una cárcel que nos limita a nuestros deseos personales y a sentir afecto por unas pocas personas que nos son más próximas. 
Nuestra tarea ha de consistir en liberarnos de esta cárcel ampliando nuestros círculos de compasión de modo que abarquen a todos los seres vivos y a toda la naturaleza en su esplendor. 
Albert Einsten

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